Vol. 6 – Núm. 1 / Enero – Junio – 2025
Arquitectura: El papel de la arquitectura biofílica en la
planificación de ciudades inteligentes y sostenibles
Architecture: The role of biophilic architecture in the planning of smart
and sustainable cities
Arquitetura: O papel da arquitetura biofílica no planeamento de cidades
inteligentes e sustentáveis
Molina Molina, Jhoana Paulina
Universidad Central del Ecuador
janamolinam@gmail.com
https://orcid.org/0009-0000-9333-201X
DOI / URL: https://doi.org/10.55813/gaea/ccri/v6/n1/897
Como citar:
Molina Molina, J. P. (2025). Arquitectura: El papel de la arquitectura biofílica en la
planificación de ciudades inteligentes y sostenibles. Código Científico Revista De
Investigación, 6(1), 389–407. https://doi.org/10.55813/gaea/ccri/v6/n1/897
Recibido: 26/05/2025 Aceptado: 16/06/2025 Publicado: 30/06/202
Código Científico Revista de Investigación Vol. 6 – Núm.1 / EneroJunio2025
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Resumen
El presente artículo analiza el papel transformador de la arquitectura biofílica como
componente clave en la planificación de ciudades inteligentes y sostenibles, frente a los
desafíos del crecimiento urbano y el deterioro ambiental. A través de una revisión bibliográfica
sistematizada en bases de datos científicas entre 2010 y 2024, se identificaron enfoques teóricos
y casos prácticos que evidencian los beneficios de integrar elementos naturales en entornos
urbanos: mejoras en la salud mental, eficiencia energética, resiliencia climática y cohesión
social. El estudio demuestra que, aunque existe una base empírica sólida que respalda esta
estrategia, su adopción enfrenta importantes barreras normativas, técnicas y formativas, como
la ausencia de marcos legales específicos, carencias en formación profesional y limitaciones
operativas. Se concluye que la arquitectura biofílica no debe entenderse como un elemento
decorativo, sino como un pilar estructural para un urbanismo centrado en el bienestar humano
y ecológico. Su implementación exige una transformación institucional profunda, articulación
intersectorial y rediseño de las políticas públicas urbanas del siglo XXI.
Palabras clave: arquitectura biofílica; ciudades inteligentes; sostenibilidad urbana; bienestar
humano; planificación urbana.
Abstract
This article analyzes the transformative role of biophilic architecture as a key component in the
planning of smart and sustainable cities, in the face of the challenges of urban growth and
environmental deterioration. Through a systematized literature review in scientific databases
between 2010 and 2024, theoretical approaches and case studies were identified that
demonstrate the benefits of integrating natural elements in urban environments: improvements
in mental health, energy efficiency, climate resilience and social cohesion. The study
demonstrates that, although there is a solid empirical basis supporting this strategy, its adoption
faces significant policy, technical and training barriers, such as the absence of specific legal
frameworks, gaps in professional training and operational limitations. It is concluded that
biophilic architecture should not be understood as a decorative element, but as a structural pillar
for an urbanism focused on human and ecological wellbeing. Its implementation requires a
profound institutional transformation, intersectoral articulation and redesign of urban public
policies for the 21st century.
Keywords: biophilic architecture; smart cities; urban sustainability; human wellbeing; urban
planning.
Resumo
Este artigo analisa o papel transformador da arquitetura biofílica como componente chave no
planeamento de cidades inteligentes e sustentáveis, face aos desafios do crescimento urbano e
da degradação ambiental. Através de uma revisão bibliográfica sistematizada em bases de
dados científicas entre 2010 e 2024, identifica abordagens teóricas e estudos de caso que
demonstram os benefícios da integração de elementos naturais em ambientes urbanos:
melhorias na saúde mental, eficiência energética, resiliência climática e coesão social. O estudo
demonstra que, embora exista uma base empírica sólida para apoiar esta estratégia, a sua
adoção enfrenta barreiras políticas, técnicas e de formação significativas, tais como a ausência
de quadros jurídicos específicos, lacunas na formação profissional e limitações operacionais.
Conclui-se que a arquitetura biofílica não deve ser entendida como um elemento decorativo,
mas como um pilar estrutural para um urbanismo centrado no bem-estar humano e ecológico.
A sua implementação exige uma profunda transformação institucional, articulação
intersectorial e redesenho das políticas públicas urbanas para o século XXI.
Palavras-chave: arquitetura biofílica; cidades inteligentes; sustentabilidade urbana; bem-estar
humano; planeamento urbano.
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Introducción
En el contexto del acelerado crecimiento urbano y los desafíos medioambientales
globales, las ciudades enfrentan una presión creciente para evolucionar hacia modelos más
sostenibles, resilientes e inclusivos. Las ciudades inteligentes, como respuesta tecnológica a
estos desafíos, incorporan sistemas interconectados de gestión de recursos, energía, movilidad
y servicios públicos, buscando optimizar la eficiencia y mejorar la calidad de vida de sus
habitantes (Batty et al., 2012). No obstante, muchas de estas soluciones se enfocan
prioritariamente en la infraestructura tecnológica y descuidan aspectos fundamentales del
bienestar humano, como la conexión con la naturaleza. En este sentido, la arquitectura biofílica,
que promueve la integración de elementos naturales en los entornos construidos, surge como
una estrategia complementaria y necesaria dentro de la planificación urbana sostenible e
inteligente.
El problema central radica en que, pese a los avances en la planificación de ciudades
inteligentes, la mayoría de estas iniciativas aún no incorporan adecuadamente los principios de
la biofilia en sus esquemas de desarrollo urbano. Esta omisión puede limitar los beneficios
psicosociales, ambientales y de salud pública que ofrece la interacción con la naturaleza, los
cuales son fundamentales para lograr una sostenibilidad genuina. Las investigaciones actuales
indican que el diseño urbano que prioriza la tecnología sin considerar el entorno natural puede
producir espacios alienantes, estresantes y ambientalmente insostenibles (Beatley, 2020). Por
lo tanto, existe una brecha significativa en la integración efectiva entre tecnología,
sostenibilidad y naturaleza, lo que compromete los objetivos integrales de las ciudades
inteligentes.
Entre los factores que agravan este problema se encuentra la visión reduccionista del
desarrollo urbano, centrada en la eficiencia técnica y el crecimiento económico, en detrimento
del bienestar humano y la biodiversidad urbana. Adicionalmente, la fragmentación en las
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disciplinas encargadas del diseño urbano –ingeniería, arquitectura, planificación urbana y
políticas públicas– dificulta una aproximación holística que articule tecnología, sostenibilidad
y naturaleza (Söderström et al., 2014). Asimismo, la falta de marcos normativos y de
gobernanza que promuevan la arquitectura biofílica dentro de los planes urbanos limita su
implementación sistemática. A esto se suma el desconocimiento generalizado, tanto en la
ciudadanía como en los tomadores de decisiones, acerca de los beneficios cuantificables de la
biofilia en términos de salud mental, mitigación del cambio climático y restauración de
ecosistemas urbanos (Ryan et al., 2014).
Justificar la integración de la arquitectura biofílica en el diseño de ciudades inteligentes
y sostenibles se sustenta en la evidencia acumulada sobre sus beneficios multifacéticos.
Diversos estudios han demostrado que la incorporación de vegetación, luz natural, ventilación
cruzada y formas orgánicas en los entornos construidos mejora el bienestar psicológico, reduce
el estrés y aumenta la productividad (Browning, Ryan & Clancy, 2014). Además, las soluciones
biofílicas contribuyen a la eficiencia energética mediante estrategias pasivas, como el
enfriamiento natural y la iluminación eficiente, lo que coadyuva a reducir las emisiones urbanas
de carbono (Gillis & Gatersleben, 2015). Desde un enfoque ecosistémico, estos elementos
también mejoran la capacidad de adaptación climática de las ciudades al gestionar escorrentías
pluviales, mitigar el efecto isla de calor urbano y fortalecer la biodiversidad local (Beatley,
2020). En consecuencia, la arquitectura biofílica no sólo es viable desde el punto de vista
técnico y económico, sino también indispensable para alcanzar un desarrollo urbano realmente
sostenible.
La viabilidad de esta propuesta también se apoya en múltiples experiencias
internacionales que han demostrado su factibilidad y éxito. Ciudades como Singapur,
Copenhague y Medellín han incorporado políticas de infraestructura verde y diseño biofílico
que armonizan con los sistemas inteligentes de monitoreo urbano y planificación adaptativa
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(Newman, 2014). Estas experiencias ofrecen modelos replicables y escalables que refuerzan la
importancia de concebir la planificación urbana desde una perspectiva transdisciplinar, donde
la tecnología y la naturaleza se integren de forma sinérgica.
El objetivo de esta revisión bibliográfica es analizar el papel de la arquitectura biofílica
como estrategia integral dentro de la planificación de ciudades inteligentes y sostenibles,
explorando tanto su fundamentación teórica como su aplicación práctica. Para ello, se revisarán
investigaciones recientes que aborden la relación entre biofilia, salud urbana, eficiencia
energética, resiliencia climática y diseño urbano inteligente. Este artículo también busca
identificar las principales barreras y oportunidades en la implementación de principios
biofílicos en contextos urbanos contemporáneos, contribuyendo así a la discusión académica y
profesional sobre la transformación de las ciudades hacia modelos más humanos, resilientes y
en armonía con la naturaleza (Zapata-Mendoza et al., 2023).
En definitiva, entender la arquitectura biofílica como una herramienta de planificación
urbana no sólo amplía la definición de ciudad inteligente, sino que reorienta el enfoque hacia
una visión verdaderamente sostenible, donde el bienestar humano y ecológico sean elementos
centrales. Este giro paradigmático es urgente y necesario ante los desafíos socioambientales
del siglo XXI.
Metodología
Este estudio se enmarca en una metodología de tipo exploratorio, con un enfoque
cualitativo basado en una revisión bibliográfica sistematizada. El objetivo principal ha sido
identificar, analizar e interpretar el papel de la arquitectura biofílica en la planificación de
ciudades inteligentes y sostenibles, integrando perspectivas teóricas y evidencias empíricas
disponibles en la literatura científica actual. Al tratarse de un artículo de revisión, no se ha
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realizado trabajo de campo ni recolección directa de datos primarios, sino que se ha centrado
en la evaluación crítica y comparativa de fuentes secundarias previamente publicadas.
La búsqueda documental se llevó a cabo mediante el acceso a bases de datos científicas
indexadas de alto impacto, principalmente Scopus y Web of Science, priorizando artículos
académicos publicados entre 2010 y 2024, con el fin de garantizar la actualidad y relevancia
del material consultado. Se utilizaron combinaciones de palabras clave en inglés y español,
tales como biophilic architecture, smart cities, urban sustainability, nature-based design,
resilient urban planning y ciudades inteligentes sostenibles. También se aplicaron filtros para
incluir únicamente publicaciones revisadas por pares, excluyendo literatura gris, documentos
institucionales sin validación científica y artículos de divulgación general.
El proceso de selección de los documentos se desarrolló en varias etapas. En primer
lugar, se realizó una preselección a partir del análisis de los títulos y resúmenes para identificar
estudios alineados con los objetivos de la investigación. Posteriormente, se efectuó una lectura
detallada de los textos completos de los artículos seleccionados, valorando su pertinencia,
calidad metodológica, coherencia argumentativa y grado de contribución al campo temático.
Se incluyeron estudios con enfoques conceptuales, revisiones previas, estudios de caso y
análisis comparativos que permitieran una comprensión integral del fenómeno.
A fin de organizar y sintetizar los hallazgos, se aplicó una estrategia de categorización
temática que permitió agrupar los contenidos relevantes en torno a ejes como los principios de
la arquitectura biofílica, su relación con la sostenibilidad urbana, las experiencias de
implementación en ciudades inteligentes y los beneficios ambientales, sociales y económicos
derivados. Esta clasificación facilitó el análisis transversal de las evidencias y permitió
identificar patrones comunes, así como vacíos o contradicciones en la literatura existente.
Finalmente, se garantizó la trazabilidad y la correcta gestión de las fuentes mediante el
uso de herramientas bibliográficas especializadas, como Mendeley, para asegurar la fidelidad
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en las citas y referencias de acuerdo con los lineamientos de la norma APA, séptima edición.
La metodología adoptada permitió construir una visión crítica, articulada y fundamentada sobre
el papel transformador de la arquitectura biofílica en los procesos contemporáneos de
urbanización inteligente y sostenible.
Resultados
Integración biofílica en ciudades inteligentes
Mejora la sostenibilidad y el bienestar urbano
La integración de la arquitectura biofílica en el marco del desarrollo de ciudades
inteligentes constituye una estrategia emergente y transformadora para responder a los retos
ambientales, sociales y tecnológicos del urbanismo contemporáneo. En las últimas décadas, el
crecimiento acelerado de las zonas urbanas ha generado profundas transformaciones en los
entornos construidos, muchas veces caracterizadas por la desconexión con los sistemas
naturales, la homogeneización del paisaje urbano y el aumento de problemas asociados a la
salud física y mental de la población (Zapata-Mendoza et al., 2023). Frente a esta situación, la
arquitectura biofílica —basada en la hipótesis la necesidad biológica e innata del ser humano
de interactuar con la naturaleza— emerge como un enfoque clave para reconfigurar los
espacios urbanos en función del bienestar integral y la sostenibilidad.
Las ciudades inteligentes, entendidas como entornos urbanos interconectados que
emplean tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para optimizar la gestión de
los recursos y mejorar la vida de los ciudadanos (Batty et al., 2012), no han estado exentas de
críticas. Diversos estudios señalan que muchos de estos modelos tienden a priorizar la
eficiencia técnica, dejando de lado los aspectos afectivos, ecológicos y culturales del espacio
urbano (Yigitcanlar et al., 2018). En este sentido, la arquitectura biofílica no solo se propone
como una solución estética o complementaria, sino como una forma de corregir esa
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deshumanización progresiva del diseño urbano al integrar activamente sistemas naturales
dentro del tejido de las ciudades inteligentes.
La sostenibilidad, entendida en su acepción más amplia, implica no solo el equilibrio
ecológico, sino también la equidad social y la viabilidad económica. La arquitectura biofílica
contribuye a este equilibrio mediante la implementación de soluciones basadas en la naturaleza
(Nature-Based Solutions, NBS) que optimizan el rendimiento energético de los edificios,
fomentan la biodiversidad urbana y promueven la regeneración ecológica de espacios urbanos
degradados (Zhou et al., 2021). Elementos como cubiertas vegetales, fachadas verdes, jardines
interiores, ventilación natural, iluminación cenital, uso de materiales locales y orgánicos, así
como la integración de cuerpos de agua, permiten reducir significativamente el consumo
energético de las edificaciones y, al mismo tiempo, mitigar los efectos del cambio climático,
como las olas de calor y las inundaciones urbanas.
En términos de planificación urbana, la biofilia se puede incorporar a través de políticas
públicas que prioricen la infraestructura verde, el diseño urbano sensible al clima, y la
reconfiguración de espacios públicos como parques, corredores ecológicos, plazas y techos
multifuncionales. Estas intervenciones no solo tienen beneficios ambientales tangibles, sino
que también generan valor social al fomentar el uso comunitario del espacio, el sentido de
pertenencia y la cohesión social. En ciudades inteligentes como Singapur, Copenhague y
Medellín, estas estrategias han sido articuladas con tecnologías de monitoreo ambiental y
análisis de datos en tiempo real, lo que permite una gestión adaptativa de los recursos naturales
urbanos y un diseño urbano dinámico orientado al usuario (Newman, 2014).
Desde la perspectiva del bienestar humano, diversos estudios en neuroarquitectura y
psicología ambiental han evidenciado que el contacto visual, físico o simbólico con la
naturaleza reduce el estrés, mejora el estado de ánimo, aumenta la productividad y favorece
procesos cognitivos como la atención y la memoria (Browning, Ryan & Clancy, 2014). La
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incorporación de entornos biofílicos en espacios de trabajo, educación, salud y vivienda tiene
implicaciones directas en la calidad de vida de los usuarios, especialmente en contextos
urbanos donde el acceso a la naturaleza es limitado. Esta dimensión cobra aún más relevancia
en ciudades inteligentes, donde las demandas cognitivas y la exposición a estímulos digitales
constantes pueden generar sobrecarga mental. La biofilia actúa, en este sentido, como un
regulador psicológico que restaura la atención dirigida y promueve un equilibrio entre la
estimulación tecnológica y el descanso sensorial (Ryan et al., 2014).
Adicionalmente, el valor económico de la biofilia comienza a ser reconocido por
sectores como el inmobiliario, el turístico y el de la salud pública. Estudios de valoración
económica del diseño biofílico muestran que las propiedades con acceso visual o físico a áreas
verdes tienen mayor valor comercial, generan menores costos de mantenimiento en términos
de salud pública y contribuyen a reducir la rotación laboral por motivos de estrés. Por tanto, la
arquitectura biofílica no solo es una estrategia de sostenibilidad ambiental y bienestar social,
sino también una inversión económicamente viable en el largo plazo.
En síntesis, la integración de la arquitectura biofílica en el desarrollo de ciudades
inteligentes es esencial para lograr una planificación urbana más equilibrada, resiliente y
centrada en el ser humano. Esta estrategia propone un nuevo paradigma en el diseño del entorno
construido, donde la tecnología y la naturaleza no se presentan como fuerzas opuestas, sino
como componentes sinérgicos de una visión urbana avanzada. A medida que las ciudades se
enfrentan a desafíos complejos derivados del cambio climático, la urbanización acelerada y las
crisis sanitarias, la incorporación de soluciones biofílicas debe posicionarse como una prioridad
en la agenda de políticas públicas urbanas y en los marcos de actuación de las ciudades
inteligentes del siglo XXI, en la siguiente tabla se demuestra como este enfoque busca
reconectar a las personas con el entorno natural dentro de contextos urbanos altamente
tecnificados.
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Tabla 1
Arquitectura biofílica: naturaleza y tecnología en la ciudad del futuro
Eje temático
Contenido principal
Ejemplos / Referencias
Problema urbano
actual
Crecimiento acelerado de ciudades, desconexión con la
naturaleza, efectos negativos en salud mental y física
Urbanización contemporánea
Concepto de
arquitectura biofílica
Necesidad innata del ser humano de interactuar con la
naturaleza; enfoque que integra elementos naturales al
diseño urbano
Hipótesis biofílica (Kellert,
Wilson)
Críticas a ciudades
inteligentes
Enfoque excesivo en eficiencia técnica; escasa atención a
lo ecológico, cultural y emocional del espacio urbano
Batty et al. (2012),
Yigitcanlar et al. (2018)
Soluciones basadas
en la naturaleza
Uso de cubiertas verdes, ventilación natural, materiales
locales, cuerpos de agua; mejora energética y mitigación
climática
Zhou et al. (2021)
Instrumentos de
planificación
Políticas públicas para infraestructura verde, espacios
públicos biofílicos, diseño sensible al clima
Singapur, Copenhague,
Medellín
Tecnologías
aplicadas
Monitoreo ambiental, análisis de datos en tiempo real para
gestión de recursos naturales urbanos
Newman (2014)
Bienestar psicológico
Reducción del estrés, mejora de atención, memoria,
productividad; contrarresta la sobreestimulación digital
Browning, Ryan & Clancy
(2014), Ryan et al. (2014)
Valor económico de
la biofilia
Incremento del valor inmobiliario, ahorro en salud pública,
menor rotación laboral
Sectores: salud, turismo,
inmobiliario
Visión futura
Biofilia y tecnología como fuerzas complementarias en
ciudades resilientes, humanas y sostenibles del siglo XXI
Paradigma urbano sinérgico
entre TIC y naturaleza
Nota: Biofilia y tecnología, claves para ciudades más humanas, (Autores, 2025).
Barreras para su implementación
Existen limitaciones normativas y técnicas
A pesar de los avances conceptuales y empíricos que demuestran los múltiples
beneficios de la arquitectura biofílica en entornos urbanos —como la mejora del bienestar
humano, la eficiencia energética y la resiliencia climática— su incorporación plena en los
modelos de ciudades inteligentes aún enfrenta considerables limitaciones, tanto normativas
como técnicas. Estas barreras dificultan la adopción sistemática de estrategias biofílicas en la
planificación, diseño y gestión urbana, e impiden que este enfoque se integre como componente
estructural dentro de las políticas de sostenibilidad urbana (Zapata-Mendoza et al., 2023).
Desde la dimensión normativa, uno de los principales obstáculos radica en la carencia
de marcos jurídicos coherentes y actualizados que contemplen de manera explícita la biofilia
como principio rector en los instrumentos de planificación territorial y los códigos de
construcción. A diferencia de otras estrategias urbanas como la eficiencia energética o la
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movilidad inteligente, ampliamente normadas en muchos países, la arquitectura biofílica suele
ser abordada de forma tangencial, fragmentaria o meramente declarativa en la legislación
urbana (Mell, 2017). Por ejemplo, en la mayoría de los planes urbanos vigentes no existen
indicadores obligatorios relacionados con cobertura vegetal, conectividad ecológica, calidad
del paisaje sensorial o acceso equitativo a la naturaleza. Esta omisión normativa se traduce en
prácticas de diseño urbano que priorizan el rendimiento funcional o económico de las
infraestructuras, dejando en segundo plano los vínculos ecosistémicos y humanos del entorno
construido.
En el contexto de ciudades inteligentes, donde las decisiones de planificación se ven
cada vez más influenciadas por sistemas automatizados, sensores y plataformas de datos, la
ausencia de criterios normativos vinculados a la biofilia produce una brecha significativa. Si
bien algunas ciudades han comenzado a incluir principios de infraestructura verde en sus
lineamientos técnicos —como es el caso de Singapur con su LUSH Programme o Medellín con
sus Corredores Verdes—, estas experiencias son aún excepcionales y carecen, en muchos
casos, de una regulación transversal que asegure su continuidad y expansión a gran escala
(Newman, 2014; Anguelovski et al., 2017). Además, la falta de normas de diseño específicas
que estandaricen las condiciones mínimas para aplicar estrategias biofílicas genera
incertidumbre técnica y jurídica entre los proyectistas y desarrolladores urbanos, quienes no
cuentan con parámetros claros para su implementación, evaluación o mantenimiento.
En cuanto a las limitaciones técnicas, estas se manifiestan principalmente en tres
niveles: (1) carencias formativas, (2) restricciones tecnológicas, y (3) obstáculos operativos.
En primer lugar, la formación profesional en arquitectura, urbanismo, ingeniería civil o
planificación territorial aún presenta grandes vacíos en cuanto a la comprensión y aplicación
de los principios de diseño biofílico. Muchas universidades y centros de formación técnica
siguen ofreciendo programas curriculares centrados en modelos funcionalistas o tecnocráticos
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de ciudad, sin incorporar asignaturas o competencias en ecología urbana, diseño regenerativo
o neuroarquitectura (Beatley, 2020). Esta deficiencia formativa se traduce en una baja
capacidad instalada para diseñar, evaluar y gestionar proyectos urbanos que integren de forma
efectiva sistemas naturales y soluciones basadas en la naturaleza.
En segundo lugar, la arquitectura biofílica enfrenta retos tecnológicos relacionados con
la falta de herramientas, metodologías y métricas que permitan modelar, simular o evaluar con
precisión sus beneficios. A diferencia de otras estrategias urbanas —como el consumo
energético o la movilidad— cuyos impactos son fácilmente medibles mediante sistemas
inteligentes, los efectos de la biofilia sobre la salud, el comportamiento humano o la calidad
ecológica urbana son más complejos de cuantificar. Aunque existen modelos como el Biophilic
Design Matrix o los patrones, estos aún no han sido ampliamente adoptados por las plataformas
de planificación urbana digital. Además, la escasa interoperabilidad entre los sistemas de datos
ecológicos y los sistemas de información urbana limita el uso de la biofilia en procesos de
diseño asistido por tecnología (de Jong et al., 2015).
En tercer lugar, las restricciones técnicas también se relacionan con las dificultades
operativas y económicas que implica el mantenimiento de infraestructuras verdes y elementos
biofílicos. Si bien existen estudios que demuestran que los beneficios superan los costos
iniciales (Terrapin Bright Green, 2012), persiste una percepción de que estas intervenciones
son costosas, poco prácticas o difíciles de sostener en el tiempo. Esta percepción se ve agravada
en contextos de escasos recursos o de planificación reactiva, donde las prioridades urbanas
suelen centrarse en la expansión de servicios básicos o el desarrollo de infraestructura gris. A
esto se suma la falta de personal técnico capacitado para el mantenimiento adecuado de
elementos vivos como techos verdes, jardines verticales o corredores ecológicos, lo cual puede
conducir al deterioro de estos sistemas y a la pérdida de sus beneficios funcionales.
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Por otro lado, la implementación de la biofilia también se ve obstaculizada por la
fragmentación institucional y la falta de coordinación intersectorial. La naturaleza
transdisciplinaria de este enfoque —que requiere la colaboración entre sectores como medio
ambiente, salud, planificación urbana, cultura y tecnología— choca con los esquemas
administrativos tradicionales, donde las competencias están divididas y no existen mecanismos
claros para el trabajo colaborativo. Esta fragmentación dificulta la incorporación de la biofilia
en políticas urbanas integradas, así como el seguimiento y monitoreo de su aplicación en
distintos niveles de gobierno (Kabisch et al., 2017).
En suma, las limitaciones normativas y técnicas que obstaculizan la implementación de
la arquitectura biofílica en ciudades inteligentes ponen de manifiesto la necesidad de una
reestructuración profunda del marco regulatorio, de los modelos formativos y de los
instrumentos técnicos disponibles. Superar estas barreras implica avanzar hacia una
gobernanza urbana más adaptativa, colaborativa y sensible a los valores ecológicos y humanos
del entorno construido. Esto requerirá no solo cambios legislativos, sino también inversiones
sostenidas en capacitación profesional, innovación tecnológica y sistemas de evaluación
integrales que permitan operacionalizar el diseño biofílico como componente estructural de las
ciudades inteligentes del futuro, la figura 1 a continuación destaca cómo estas dificultades
varían desde aspectos formativos hasta tecnológicos e institucionales.
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Figura 1
Barreras para la implementación de la biofilia en entornos urbanos
Nota: La adopción limitada de la biofilia obedece a factores como la falta de formación especializada, restricciones
tecnológicas, ausencia de marcos jurídicos integrales y fragmentación institucional (Autores, 2025).
Discusión
La presente revisión ha evidenciado que la arquitectura biofílica, cuando se integra de
manera estratégica en el diseño y la planificación de ciudades inteligentes, constituye un
catalizador fundamental para alcanzar un modelo urbano verdaderamente sostenible, resiliente
y centrado en el bienestar humano. En contraposición al enfoque tecnocrático dominante en
muchas iniciativas de ciudad inteligente, la biofilia introduce una dimensión profundamente
ecológica y antropocéntrica, que permite reequilibrar la relación entre los sistemas
tecnológicos, los ecosistemas urbanos y la experiencia sensorial y emocional de los habitantes
(Browning, Ryan & Clancy, 2014).
En particular, la incorporación de elementos naturales en los entornos construidos
como techos verdes, ventilación natural, iluminación cenital y espacios de vegetación
accesible— ha demostrado ser eficaz en la mitigación del cambio climático urbano, al tiempo
que mejora la calidad ambiental y reduce la carga psicológica asociada al estrés urbano. Estas
estrategias, además de aumentar la eficiencia energética y restaurar funciones ecológicas
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degradadas, generan externalidades positivas en términos de salud pública, productividad y
cohesión social (Ryan et al., 2014). Así, la biofilia no debe entenderse como una estrategia
decorativa ni marginal, sino como una pieza clave de la sostenibilidad urbana en el contexto
digital y tecnológicamente interconectado del siglo XXI.
No obstante, los hallazgos también revelan que la implementación efectiva de la
arquitectura biofílica en ciudades inteligentes enfrenta serios desafíos estructurales que limitan
su escala y continuidad. Entre las barreras más significativas se encuentran las restricciones
normativas, caracterizadas por la ausencia de políticas públicas integrales que contemplen
indicadores biofílicos de forma obligatoria en los planes de ordenamiento territorial, códigos
de construcción y normativas de diseño urbano (Mell, 2017). Esta omisión normativa no solo
refleja una desactualización frente a los avances del conocimiento científico, sino también una
visión fragmentada del urbanismo, que dificulta la transversalización de enfoques ecológicos
dentro de una lógica de planificación que continúa priorizando la infraestructura gris y la
expansión funcionalista de las ciudades.
Asimismo, las limitaciones técnicas, como la escasez de formación especializada, la
falta de herramientas de evaluación adaptadas a parámetros biofílicos y la débil
interoperabilidad entre los sistemas digitales urbanos y los sistemas de monitoreo ambiental,
actúan como obstáculos importantes para su adopción masiva (de Jong et al., 2015; Terrapin
Bright Green, 2012). La persistente fragmentación disciplinaria e institucional en los procesos
de gobernanza urbana también impide una implementación coordinada y holística del diseño
biofílico, especialmente cuando se requieren sinergias entre actores gubernamentales, técnicos,
académicos y comunitarios (Kabisch et al., 2017). En muchos casos, las ciudades inteligentes
operan bajo una lógica centrada en datos, sensores y plataformas, donde los criterios ecológicos
y afectivos del espacio urbano quedan subordinados a métricas de eficiencia operativa.
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A pesar de estos desafíos, es posible identificar tendencias emergentes que apuntan a
un cambio de paradigma. Algunas ciudades como Singapur, con su modelo de urbanismo
biofílico, o Medellín, con sus infraestructuras verdes integradas a sistemas tecnológicos
urbanos, demuestran que es factible articular naturaleza y tecnología de forma sinérgica, bajo
modelos de gobernanza adaptativa y participativa (Newman, 2014; Anguelovski et al., 2017).
Estas experiencias sugieren que, si se desarrollan marcos normativos adecuados, programas de
capacitación técnica, incentivos económicos y metodologías de evaluación pertinentes, la
biofilia puede consolidarse como un componente estructural del urbanismo inteligente.
La discusión apunta entonces a la necesidad urgente de reconfigurar las políticas de
ciudad inteligente bajo un enfoque más holístico e integrador, que reconozca la naturaleza no
como un adorno, sino como un sistema esencial que debe estar entretejido en la infraestructura
urbana, el diseño arquitectónico, la innovación tecnológica y el bienestar ciudadano. Ello
requiere un viraje conceptual desde la eficiencia técnica hacia una sostenibilidad
multisistémica, en la que la inteligencia urbana no se mida únicamente por su capacidad de
gestionar datos, sino también por su habilidad para regenerar ecosistemas, promover salud
mental, y fortalecer vínculos entre las personas y su entorno (Zapata-Mendoza et al., 2023).
En conclusión, si las ciudades del futuro aspiran a ser verdaderamente inteligentes y
sostenibles, deben adoptar una visión biofílica de la planificación urbana, superando las
barreras normativas y técnicas mediante una transformación institucional profunda, un
rediseño del marco regulatorio y un compromiso intersectorial que coloque la naturaleza en el
centro del proyecto urbano. Solo así será posible diseñar ciudades vivas, adaptativas y
equitativas, capaces de responder a los desafíos socioecológicos del siglo XXI con una mirada
transdisciplinaria y centrada en la vida.
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Conclusión
La presente revisión ha permitido comprender que la arquitectura biofílica desempeña
un papel crucial en la configuración de ciudades inteligentes verdaderamente sostenibles, al
ofrecer un enfoque integrador que combina tecnología, naturaleza y bienestar humano. Su
implementación en entornos urbanos permite no solo optimizar el rendimiento energético y
mitigar los efectos del cambio climático, sino también mejorar significativamente la salud
física y mental de los ciudadanos, al restablecer el vínculo esencial entre las personas y los
ecosistemas urbanos.
Sin embargo, a pesar del creciente reconocimiento de sus beneficios, la adopción de la
biofilia en el urbanismo inteligente enfrenta barreras importantes que limitan su expansión a
gran escala. Las restricciones normativas, derivadas de marcos legales desactualizados y de
instrumentos de planificación que no contemplan criterios ecológicos, dificultan su
incorporación sistemática. Asimismo, los desafíos técnicos relacionados con la formación
profesional, la ausencia de métricas específicas y la escasa interoperabilidad entre sistemas
tecnológicos y ambientales constituyen obstáculos sustanciales para su desarrollo operativo.
Ante esta situación, resulta imprescindible repensar la gobernanza urbana desde una
perspectiva más holística, transdisciplinaria e inclusiva, que permita superar la fragmentación
actual y facilite la integración efectiva de soluciones biofílicas en las políticas públicas, los
proyectos urbanos y los sistemas tecnológicos. Para ello, se requieren reformas normativas,
capacitación especializada, inversión en infraestructura verde y la generación de herramientas
que hagan posible evaluar de forma objetiva el impacto del diseño biofílico en la sostenibilidad
y el bienestar.
En definitiva, el futuro de las ciudades inteligentes dependerá no solo de su capacidad
tecnológica, sino también de su habilidad para regenerar la relación entre las personas y la
naturaleza. La arquitectura biofílica, lejos de ser un enfoque accesorio, se consolida como un
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pilar fundamental para lograr ciudades más humanas, resilientes y vivibles, donde el progreso
urbano esté en equilibrio con los principios ecológicos y la dignidad de la vida urbana.
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