Código Científico Revista de Investigación/ V.6/ N. E2/ www.revistacodigocientifico.itslosandes.net
ISSN: 2806-5697
Vol. 6 – Núm. E2 / 2025
pág. 2701
Design thinking y aprendizaje basado en retos para estimular la
creatividad y la resolución de problemas en educación básica
Design thinking and challenge-based learning to stimulate creativity and problem
solving in basic education
Design thinking e aprendizagem baseada em desafios para estimular a criatividade e a
resolução de problemas na educação básica
José Carlos Intriago Rengifo
1
Unidad Educativa Fiscomisional “Fe y Alegría”
josep2carlos1993@gmail.com
https://orcid.org/0009-0000-8972-8572
Jhandry Xavier Paqui Quituisaca
2
Unidad Educativa "Juanita Collahuazo Páez"
jhandrypaqui@gmail.com
https://orcid.org/0009-0004-4905-0276
Alex Fernando Abad Lara
3
Unidad Educativa Especializada Fiscomisional “Divino Niño Jesús”
alexa90f@gmail.com
https://orcid.org/0009-0002-2770-9223
Ysabel Margarita Paucar Quishpe
4
Ministerio de Desarrollo Humano
marjorie_ysbl@hotmail.es
https://orcid.org/0009-0005-6050-6497
Anabel Gabriela González Amendaño
5
Ministerio de Educación
gonzalezanabel624@gmail.com
https://orcid.org/0009-0008-4767-309X
DOI / URL: https://doi.org/10.55813/gaea/ccri/v6/nE2/1173
Como citar:
Intriago, J., Paqui, J., Abad, A., Paucar, Y. & González, A (2025). Design Thinking y
Aprendizaje Basado en Retos para Estimular la Creatividad y la Resolución de Problemas en
Educación Básica. Código Científico Revista de Investigación, 6(E2), 2701-2723.
Recibido: 18/07/2025 Aceptado: 20/08/2025 Publicado: 30/09/2025
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Volumen 6, Número Especial 2, 2025
Resumen
La creatividad y la resolución de problemas constituyen competencias esenciales en la
educación básica contemporánea, pues permiten a los estudiantes desenvolverse en un mundo
caracterizado por la incertidumbre, la innovación constante y la complejidad social. Este
artículo analiza el papel del Design Thinking y del Aprendizaje Basado en Retos como
metodologías activas capaces de estimular estas capacidades, transformando la dinámica del
aula en un espacio de aprendizaje significativo y contextualizado. A partir de una revisión
documental exhaustiva de fuentes académicas internacionales y latinoamericanas, así como del
currículo ecuatoriano vigente, se examinan los fundamentos teóricos, las experiencias
pedagógicas implementadas y los impactos registrados en distintos escenarios escolares. Los
hallazgos revelan que el Design Thinking favorece procesos de empatía, ideación y prototipado
que impulsan la creatividad aplicada a la resolución de problemas reales, mientras que el
Aprendizaje Basado en Retos promueve la investigación, la colaboración y la generación de
soluciones con pertinencia social. La convergencia de ambos enfoques no solo contribuye a
superar la enseñanza memorística, sino que también potencia la motivación intrínseca, el
trabajo en equipo y la capacidad crítica de los estudiantes. Se concluye que la integración
estratégica de estas metodologías en la educación básica ofrece un marco idóneo para formar
sujetos autónomos, innovadores y comprometidos con la transformación de sus comunidades.
Palabras Clave: Creatividad, resolución de problemas, Design Thinking, Aprendizaje Basado
en Retos, educación básica.
Abstract
Creativity and problem-solving are essential competencies in contemporary basic education,
as they enable students to navigate a world characterized by uncertainty, constant innovation,
and social complexity. This article examines the role of Design Thinking and Challenge-Based
Learning as active methodologies capable of fostering these skills, transforming classroom
dynamics into spaces for meaningful and contextualized learning. Based on an extensive
documentary review of international and Latin American academic sources, as well as the
current Ecuadorian curriculum, the study explores theoretical foundations, implemented
pedagogical experiences, and reported impacts in diverse educational settings. Findings
indicate that Design Thinking enhances processes of empathy, ideation, and prototyping that
strengthen creativity applied to real-life problem solving, while Challenge-Based Learning
promotes inquiry, collaboration, and the generation of socially relevant solutions. The
convergence of both approaches not only helps to overcome rote learning, but also enhances
students’ intrinsic motivation, teamwork, and critical thinking skills. It is concluded that the
strategic integration of these methodologies in basic education provides an ideal framework to
train autonomous, innovative individuals committed to the transformation of their
communities.
Key Words: Creativity, problem solving, Design Thinking, Challenge-Based Learning, basic
education.
Resumo
A criatividade e a resolução de problemas constituem competências essenciais na educação
básica contemporânea, pois permitem que os estudantes se desenvolvam em um mundo
caracterizado pela incerteza, pela inovação constante e pela complexidade social. Este artigo
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analisa o papel do Design Thinking e da Aprendizagem Baseada em Desafios como
metodologias ativas capazes de estimular essas capacidades, transformando a dinâmica da sala
de aula em um espaço de aprendizagem significativo e contextualizado. A partir de uma revisão
documental exaustiva de fontes acadêmicas internacionais e latino-americanas, bem como do
currículo equatoriano vigente, examinam-se os fundamentos teóricos, as experiências
pedagógicas implementadas e os impactos registrados em diferentes cenários escolares. Os
resultados revelam que o Design Thinking favorece processos de empatia, ideação e
prototipagem que impulsionam a criatividade aplicada à resolução de problemas reais,
enquanto a Aprendizagem Baseada em Desafios promove a pesquisa, a colaboração e a geração
de soluções com pertinência social. A convergência de ambas as abordagens não apenas
contribui para superar o ensino baseado na memorização, mas também potencializa a
motivação intrínseca, o trabalho em equipe e a capacidade crítica dos estudantes. Conclui-se
que a integração estratégica dessas metodologias na educação básica oferece um quadro ideal
para formar sujeitos autônomos, inovadores e comprometidos com a transformação de suas
comunidades.
Palavras-chave: Criatividade, resolução de problemas, Design Thinking, Aprendizagem
Baseada em Desafios, educação básica.
Introducción
La educación básica actual debe cambiar de los modelos de enseñanza tradicionales a
experiencias que fomenten el pensamiento crítico, la creatividad y la resolución de problemas
en situaciones reales. La UNESCO y la OCDE destacan estas habilidades como clave para el
desarrollo sostenible y para los ciudadanos del siglo XXI. Es importante evaluar cómo
metodologías activas como el Design Thinking y el Aprendizaje Basado en Retos pueden
transformar la práctica docente.
La creatividad, aunque a menudo ignorada en la escuela, es esencial para resolver
problemas. En Ecuador, a pesar de que el currículo promueve el pensamiento crítico, muchas
evaluaciones muestran que la mayor parte de los estudiantes no llegan a un nivel básico en
habilidades lógicas. Investigaciones han demostrado que el Aprendizaje Basado en Retos
mejora significativamente estas habilidades en comparación con métodos tradicionales.
El Design Thinking se enfoca en la empatía y la creatividad, enfrentando a los
estudiantes a problemas reales. El Aprendizaje Basado en Retos permite a los alumnos trabajar
en equipo, creando propuestas útiles. Ambos enfoques ofrecen una oportunidad para cambiar
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la educación hacia un entorno más dinámico y participativo, donde la creatividad y la
resolución de problemas sean centrales. Hay que investigar más sobre la historia de estas
metodologías y su papel en la innovación educativa.
La herencia del constructivismo dio lugar a metodologías que valoran la actividad, la
exploración y la resolución de problemas. Bruner propuso la enseñanza por descubrimiento,
promoviendo la búsqueda activa de soluciones. Ausubel abogó por el aprendizaje significativo,
donde las nuevas ideas se conectan con conocimientos previos. Freire crítico la "educación
bancaria", defendiendo el diálogo como herramienta liberadora. Con el tiempo, la psicología
cognitiva y el aprendizaje experiencial fortalecieron estas ideas. Kolb introdujo un modelo que
combina experiencia y reflexión, mientras Schön destacó la importancia del análisis en acción
y después de ella.
El Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) surgió como una aplicación de estas teorías,
donde los estudiantes trabajan por largo tiempo en preguntas complejas. Luego llegó el
Aprendizaje Basado en Retos (ABR), que enfrenta a los estudiantes con problemas reales que
requieren investigación y creatividad. En América Latina, el ABR ha demostrado aumentar la
motivación y ofrecer aprendizajes significativos, como lo evidencian investigaciones en
Ecuador.
El Design Thinking, que se centra en la empatía y la innovación, también ha encontrado
su lugar en la educación. Guías prácticas han adaptado esta metodología al ámbito escolar,
promoviendo la colaboración interdisciplinaria. La intersección del ABR y el Design Thinking
muestra un avance pedagógico donde la creatividad y la colaboración son
fundamentales. Estudios recientes en Ecuador demuestran la efectividad de estas metodologías
en las aulas.
La evolución de las metodologías activas muestra un cambio desde las ideas de Dewey
y Vygotsky hasta las modernas, como el ABR y el Design Thinking. Este trayecto ha
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convertido al estudiante en un actor principal en su propio aprendizaje, lo que es clave para
entender por qué estas metodologías son esenciales para fomentar la creatividad y la resolución
de problemas en la educación básica.
El Design Thinking ha evolucionado de ser solo una herramienta de diseño industrial a
una estrategia pedagógica que transforma el aprendizaje. Su enfoque se centra en entender
problemas desde la perspectiva de las personas afectadas, fomentando la creatividad y el
desarrollo de prototipos que mejoran mediante retroalimentación. Esta metodología impulsa
un cambio cultural en la educación hacia un aprender colaborativo y empático.
Diversas guías educativas, como la de Uribe (2021), facilitan su aplicación en aula,
resaltando la importancia de la empatía. Experiencias en América Latina han demostrado su
eficacia, mejorando la participación y la innovación en estudiantes universitarios, principios
que también son aplicables en la educación básica. Proyectos de Design Thinking en escuelas
han mostrado mejoras en la motivación y calidad de trabajos colaborativos.
El Design Thinking alienta la participación activa de los estudiantes en el aprendizaje,
integrando pensamiento crítico, creatividad y resolución de problemas. Se considera que la
metodología fomenta una cultura de innovación abierta, utilizando los errores como
oportunidades de aprendizaje.
La evolución de las metodologías activas ha cambiado desde las ideas de Dewey y
Vygotsky hasta enfoques modernos como el ABR y el Design Thinking. Este cambio hace que
los estudiantes sean protagonistas de su aprendizaje, lo que es fundamental para desarrollar la
creatividad y la resolución de problemas en educación básica.
El Design Thinking ha pasado de ser una herramienta de diseño industrial a un método
pedagógico que mejora el aprendizaje. Se centra en comprender los problemas desde la
perspectiva de quienes los sufren, promoviendo así la creatividad y el desarrollo de prototipos
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mediante retroalimentación. Esta metodología promueve un cambio cultural hacia un
aprendizaje colaborativo y empático.
Guías educativas como la de Uribe (2021) ayudan a implementarlo en las aulas,
subrayando la importancia de la empatía. Experiencias en América Latina han mostrado que
mejora la participación e innovación en estudiantes universitarios, principios aplicables
también en la educación básica. Proyectos de Design Thinking en escuelas han mostrado
mejoras en la motivación y en la calidad de los trabajos colaborativos.
El Design Thinking fomenta la participación activa de los estudiantes, integrando
pensamiento crítico, creatividad y resolución de problemas. Se considera que esta metodología
impulsa una cultura de innovación abierta, donde los errores son vistos como oportunidades
para aprender.
Uno de los principios clave del Aprendizaje Basado en Retos (ABR) es que los
estudiantes participen en la formulación de preguntas importantes. Según la Guía de
Aprendizaje Basado en Retos de la UPM (2020), el ABR consta de tres fases: la definición de
un gran reto, la formulación de preguntas guía y el desarrollo de actividades para encontrar
soluciones. Este método promueve un aprendizaje activo y un compromiso con el
entorno. Luzuriaga y Barrera (2023) aplicaron el ABR en estudiantes de décimo grado,
descubriendo mejoras en habilidades de resolución de problemas en comparación con métodos
tradicionales.
La literatura internacional respalda estos hallazgos, indicando que el ABR aumenta la
motivación, fomenta la colaboración y ayuda a aplicar el aprendizaje en situaciones
cotidianas. También se destaca que el uso de tecnologías digitales en el ABR va más allá de su
uso básico, convirtiéndolas en herramientas para investigar y comunicar soluciones. Este
enfoque es importante en un mundo digital, donde las habilidades tecnológicas son clave en la
educación.
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El ABR requiere que las soluciones propuestas impacten realmente a la comunidad, lo
que permite a los estudiantes tener un papel activo en su entorno. Esto transforma el
aprendizaje en una experiencia vivencial, donde se desarrollan competencias como la auto
gestión y la colaboración. Además, el ABR es inclusivo, estimulando la curiosidad y la
participación de todos los estudiantes.
Las pruebas internacionales como PISA muestran la necesidad de metodologías como
el ABR, dado que muchos estudiantes enfrentan dificultades en razonamiento lógico y
matemático. El ABR ayuda a afrontar estas carencias mediante problemas
significativos. Finalmente, el ABR conecta los contenidos del currículo con la vida real,
desarrollando habilidades críticas y de comunicación que preparan a los estudiantes para
futuros desafíos sociales y profesionales.
El Aprendizaje Basado en Retos (ABR) se alinea con enfoques críticos en la
investigación educativa, buscando transformar la práctica a partir de situaciones reales,
especialmente en la educación básica. Este método ayuda a conectar el aprendizaje con la vida
cotidiana de los estudiantes y de sus comunidades, promoviendo cambios significativos. El
ABR se presenta como una herramienta valiosa que plantea desafíos auténticos, alienta la
investigación y fomenta la colaboración para crear soluciones impactantes. Su éxito en la
educación básica en Ecuador y América Latina demuestra su potencial para desarrollar
creatividad y habilidades de resolución de problemas desde niveles tempranos.
Se observa que tanto el Design Thinking como el ABR son métodos activos que
responden a las necesidades de un mundo en cambio. Mientras el Design Thinking prioriza la
creatividad y la empatía, el ABR se centra en la solución conjunta de problemas reales,
formando un marco educativo sólido. Este análisis es relevante dado que los sistemas
educativos, como se muestra en evaluaciones como PISA, enfrentan desafíos en razonamiento
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lógico y resolución de problemas debido a métodos de enseñanza que favorecen la
memorización.
Además, instituciones como la UNESCO y la OCDE subrayan la importancia de
desarrollar habilidades transversales en educación, ya que son cruciales para el desarrollo
sostenible y la preparación para futuros desafíos. Estudios regionales destacan que estas
metodologías tienen efectos positivos, no solo en el rendimiento académico, sino en la
motivación y participación de los estudiantes.
Este artículo busca unir el Design Thinking y el ABR, explorando su contribución a la
creatividad y resolución de problemas en la educación básica, especialmente en el contexto
ecuatoriano. La investigación se basa en un enfoque metodológico mixto, combinado con
revisiones documentales y análisis de experiencias prácticas, para determinar cómo estos
métodos pueden trabajar juntos en las aulas. La meta es diseñar estrategias pedagógicas que
cierren la brecha entre el aprendizaje y las necesidades del mundo actual.
El estudio es de tipo exploratorio-descriptivo, enfocado en la aplicación del Design
Thinking y el Aprendizaje Basado en Retos (ABR) en la educación básica. La investigación
busca entender y caracterizar las experiencias actuales, así como analizar las condiciones que
facilitan o limitan su implementación. Se basa en la idea de que este tipo de estudios es útil en
contextos nuevos antes de realizar evaluaciones más estrictas. Se centra en los procesos
metodológicos, el desarrollo de la creatividad, la resolución de problemas y los retos en la
práctica educativa.
La muestra teórica incluye documentos como artículos científicos, guías metodológicas
y estudios de caso sobre creatividad, Design Thinking y ABR, priorizando fuentes de América
Latina y Ecuador. Ejemplos relevantes son la guía del Servicio de Innovación Educativa de la
UPM y estudios que muestran mejoras en la resolución de problemas matemáticos. Se
utilizaron matrices categoriales para analizar objetivos, fases de implementación, resultados de
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aprendizaje y limitaciones de cada experiencia documentada, apoyándose en un análisis
cualitativo de contenido.
La metodología se dividió en cuatro etapas: revisión exhaustiva de documentos,
categorización de la información, análisis comparativo de metodologías y una interpretación
crítica de los hallazgos. El análisis de datos fue mixto, combinando enfoques cualitativos y
cuantitativos para destacar la empatía, la ideación y la experimentación en el
aprendizaje. También se incluyeron datos sobre las diferencias en el rendimiento matemático
entre el ABR y métodos tradicionales.
La investigación se llevó a cabo con integridad académica y respeto a los derechos de
autor. Se busca contribuir a mejorar la educación básica mediante metodologías activas. La
rigorosidad en la selección de fuentes académicas recientes garantiza la validez del
estudio. Esto, a su vez, sustenta la relación entre creatividad y resolución de problemas en el
contexto educativo.
En el Design Thinking, se destacaron guías como la de Uribe (2021), adaptando la
metodología al entorno educativo, y la del Servicio de Innovación Educativa de la UPM (2020),
que establece un marco estructurado para proyectos escolares. Estas se complementaron con
publicaciones empresariales de BBVA (2015) y Capgemini-Idean (2019), que ampliaron la
comprensión del enfoque en el ámbito escolar. En cuanto al Aprendizaje Basado en Retos
(ABR/CBL), la Guía de ABR de la UPM (2020) fue esencial, y los estudios de Luzuriaga y
Barrera (2023) en Ambato y de Ramírez y Montoya (2018) documentaron sus beneficios en
razonamiento lógico-matemático y motivación estudiantil.
Se diseñó una matriz categorial para organizar la información, observando que tanto el
ABR como el Design Thinking fomentan la colaboración, la motivación y la creatividad
(Olivares et al., 2018; Uribe, 2021). El análisis se estructuró en cuatro fases: revisión
documental, codificación temática, análisis comparativo e interpretación crítica, evaluando la
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aplicabilidad en la educación ecuatoriana. La estrategia mixta de análisis de datos incluyó un
análisis cualitativo sobre creatividad (Ortiz Haro et al., 2024; Varías, 2022) y un análisis
cuantitativo de mejoras académicas con el ABR (Luzuriaga y Barrera, 2023).
La dimensión ética de la investigación se abordó bajo dos perspectivas. La primera fue
la ética académica, garantizada a través de la citación rigurosa de todas las fuentes utilizadas,
en estricto cumplimiento de las normas APA 7.ª edición. La segunda fue la ética educativa,
orientada a asegurar que las metodologías analizadas respeten los principios de inclusión,
equidad y pertinencia cultural. En este sentido, la literatura consultada resalta que tanto el
Design Thinking como el ABR deben implementarse de manera flexible y adaptada a las
realidades locales, evitando su imposición acrítica (Morales Gamboa & González Navarro,
2021; Pardo Baldoví et al., 2022).
Cabe señalar que el carácter mixto del estudio permitió articular la riqueza
interpretativa de los enfoques cualitativos con la precisión de los datos cuantitativos, logrando
una mirada holística sobre el objeto de investigación. Este diseño metodológico asegura que
los resultados presentados en las siguientes secciones respondan tanto a la solidez académica
de la revisión documental como a la relevancia práctica de las experiencias aplicadas en el
contexto escolar.
La revisión documental incluyó experiencias significativas en Latinoamérica, como en
México, donde Hernández González et al. (2018) encontraron que el ABR mejoró el
rendimiento académico de estudiantes de secundaria al abordar problemas comunitarios
relacionados con el medioambiente. En Colombia, Ramírez y Montoya (2018) señalaron que
el ABR fomentó la motivación y cooperación entre estudiantes en contextos vulnerables.
Luzuriaga y Barrera (2023) demostraron que el ABR en Ambato mejoró competencias lógico-
matemáticas, evidenciando su efectividad en contextos locales.
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En Ecuador, el Design Thinking también ha sido exitoso. Cueva (2018) reportó que los
estudiantes diseñaron prototipos para mejorar su escuela, promoviendo la creatividad y
competencias socioemocionales. Guamán (2020) encontró resultados similares, destacando la
innovación en la resolución de problemas cotidianos. La triangulación de experiencias locales
e internacionales permitió evaluar la aplicabilidad de estas metodologías en Ecuador,
mostrando que pueden adaptarse incluso en contextos con recursos limitados.
El estudio, basado en fuentes documentales, ofrece un análisis equilibrado y
contextualizado. Sin embargo, presenta limitaciones, como la imposibilidad de generalizar los
resultados debido a su carácter documental y la falta de investigaciones aplicadas en educación
básica ecuatoriana, lo que requirió complementar con literatura internacional.
La investigación destaca su compromiso con la transparencia y la relevancia social,
citando rigurosamente las fuentes y orientando el análisis hacia la transformación de la práctica
educativa en Ecuador, siguiendo una perspectiva sociocrítica (Hernández León & Coello
González, 2020). Se empleó un enfoque metodológico robusto que combinó revisión
documental, análisis comparativo, triangulación de experiencias y reflexión crítica,
garantizando un abordaje riguroso y contextualizado
Resultados y Análisis
El análisis de los hallazgos mostró tres áreas clave: creatividad, resolución de
problemas y motivación/collaboración. El Design Thinking, al promover procesos creativos
mediante fases como la empatía, ideación y prototipado, favorece la innovación y el sentido de
pertenencia en los estudiantes (Uribe, 2021; UPM, 2020). Por su parte, el ABR fomenta la
investigación y el pensamiento crítico, con resultados positivos en el razonamiento lógico-
matemático en Ambato (Luzuriaga y Barrera, 2023) y en motivación y cooperación en
contextos vulnerables en Colombia (Ramírez y Montoya, 2018).
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Ambas metodologías superan los métodos tradicionales basados en la memorización,
favoreciendo aprendizajes significativos y promoviendo la autonomía y la confianza del
estudiante (Ortiz Haro et al., 2024; Varías, 2022). Sin embargo, existen diferencias clave: el
Design Thinking se centra en empatizar y crear soluciones innovadoras, mientras que el ABR
se enfoca en la implementación de proyectos con impacto real en la comunidad, lo que sugiere
su aplicación complementaria en la educación básica.
Para sintetizar estos hallazgos iniciales, se elaboró un recurso visual que compara los
principales aportes de cada metodología:
Tabla 1.
Comparación inicial de resultados entre Design Thinking y Aprendizaje Basado en Retos en
educación básica.
Dimensión
Aprendizaje Basado en Retos
(ABR)
Creatividad
Estimula la creatividad aplicada a
retos concretos de impacto social.
Resolución de problemas
Exige contextualización y
aplicación práctica de soluciones.
Motivación
Aumenta el compromiso al trabajar
con problemas reales y cercanos.
Colaboración
Refuerza el trabajo en equipo y la
cooperación frente a retos
comunitarios.
Impacto social
Busca la transformación directa del
entorno inmediato.
La tabla resume las principales coincidencias y diferencias entre el Design Thinking y
el Aprendizaje Basado en Retos (ABR), y sirve como base para los análisis más detallados que
seguirán. Los resultados de la revisión documental muestran que la creatividad no es una
habilidad aislada ni exclusiva de las artes, sino una competencia transversal que debe permea
todo el proceso educativo. Ortiz Haro, Cazar y Álvarez (2024) afirman que trabajar la
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creatividad en la educación básica fortalece la motivación intrínseca y la confianza en los
estudiantes, mientras que Varías (2022) destaca que el pensamiento creativo en el aula fomenta
la autonomía y la capacidad de explorar soluciones alternativas.
El Design Thinking se presenta como una herramienta ideal para cultivar la creatividad
en la escuela. Según Uribe (2021), este enfoque promueve la creatividad a través de la empatía
con los usuarios, lo que impulsa a los estudiantes a pensar de manera divergente y generar
soluciones innovadoras. La Guía de Design Thinking de la UPM (2020) subraya que este
proceso fomenta la experimentación y la aceptación del error, lo que libera a los estudiantes
del temor al fracaso y estimula su capacidad de ideación.
Por otro lado, el ABR también estimula la creatividad, pero lo hace a través de la
investigación y la búsqueda de soluciones concretas para problemas relevantes en la
comunidad. Según la Guía de ABR de la UPM (2020), los estudiantes no solo generan
preguntas esenciales, sino que también diseñan propuestas para abordar problemas reales.
Luzuriaga y Barrera (2023), al aplicar ABR en Ambato, observaron que los estudiantes
mejoraron su razonamiento lógico-matemático y desarrollaron propuestas creativas
relacionadas con la gestión de recursos escolares, demostrando que la creatividad se activa
cuando los problemas son cercanos y significativos.
Los estudios internacionales refuerzan estos hallazgos. Ramírez y Montoya (2018) en
Colombia documentaron cómo el ABR motivó a los estudiantes a generar proyectos
innovadores en contextos de vulnerabilidad, mientras que Hernández González et al. (2018) en
México observaron que el ABR fomentó la imaginación de los estudiantes al trabajar con
problemáticas ambientales en la comunidad. En estos casos, la creatividad surgió de la
interacción entre la investigación, el trabajo colaborativo y la necesidad de responder a
situaciones auténticas.
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La convergencia de ambas metodologías revela que, mientras el Design Thinking
fomenta la creatividad a través de la exploración empática y la ideación divergente, el ABR la
orienta hacia la construcción de soluciones con impacto real en la comunidad. Este hallazgo es
relevante porque muestra que ambas metodologías no solo son complementarias, sino que se
refuerzan mutuamente en el desarrollo de la creatividad.
Figura 1.
Relación entre creatividad, Design Thinking y Aprendizaje Basado en Retos.
Fuente: elaboración propia a partir de Uribe (2021), UPM (2020), Ortiz Haro et al. (2024), Luzuriaga & Barrera
(2023).
Los resultados permiten afirmar que tanto el Design Thinking como el ABR
contribuyen al desarrollo de la creatividad en la educación básica, aunque lo hacen desde
perspectivas distintas. Mientras el primero prioriza la experimentación y la iteración de ideas,
el segundo enfatiza la pertinencia y la aplicabilidad social de las soluciones. Esta
complementariedad constituye un argumento sólido para proponer su integración en proyectos
pedagógicos que busquen formar estudiantes creativos, críticos y capaces de transformar su
entorno inmediato.
La resolución de problemas constituye una de las competencias más valoradas en el
ámbito educativo contemporáneo, ya que permite a los estudiantes transferir conocimientos a
situaciones nuevas y enfrentar retos reales con creatividad y pensamiento crítico. En la
educación básica, esta competencia se relaciona no solo con el desempeño en áreas
instrumentales como las matemáticas o las ciencias, sino también con la capacidad de tomar
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decisiones, colaborar y encontrar alternativas innovadoras en contextos sociales y
comunitarios.
Los resultados de la revisión documental confirman que tanto el Design Thinking como
el Aprendizaje Basado en Retos ofrecen marcos pedagógicos efectivos para el desarrollo de
esta competencia. En el caso del Design Thinking, el énfasis en la empatía y en la definición
precisa de los problemas constituye un punto de partida que favorece la comprensión profunda
de las situaciones. Uribe (2021) señala que este proceso permite a los estudiantes visualizar los
problemas desde múltiples perspectivas, evitando respuestas simplistas y fomentando un
análisis más crítico. La Guía de Design Thinking del Servicio de Innovación Educativa UPM
(2020) complementa esta idea al destacar que la metodología fomenta un aprendizaje iterativo
en el que los errores se consideran oportunidades para mejorar.
En el ámbito del ABR, la resolución de problemas se aborda a partir de retos auténticos
que los estudiantes deben investigar, comprender y resolver. Luzuriaga y Barrera (2023)
demostraron que el ABR contribuye a una mejora estadísticamente significativa en las
competencias lógico-matemáticas de los estudiantes de Ambato. Estos hallazgos son
consistentes con los de Ramírez y Montoya (2018) en Colombia, donde los estudiantes lograron
articular conocimientos de distintas áreas para resolver problemas de su comunidad. A
diferencia del Design Thinking, que enfatiza el proceso creativo, el ABR se centra en la
implementación de soluciones concretas, vinculando directamente la teoría con la práctica.
La comparación entre ambas metodologías revela que el Design Thinking potencia la
resolución de problemas en su fase exploratoria, estimulando el pensamiento divergente y la
generación de múltiples alternativas. El ABR, en cambio, refuerza la resolución práctica y
contextualizada, al exigir que las propuestas tengan un impacto real en la vida de los estudiantes
y sus comunidades. Esta complementariedad resulta especialmente valiosa para la educación
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básica, donde los aprendizajes necesitan ser significativos y conectados con el entorno
inmediato.
Un elemento recurrente en las investigaciones revisadas es la importancia de la
colaboración como motor de la resolución de problemas. Según González (2021), el Design
Thinking fomenta la co-creación interdisciplinaria, en la que los estudiantes aportan distintas
perspectivas para enriquecer el proceso. Por su parte, el ABR se sustenta en el trabajo en equipo
como condición indispensable para enfrentar retos complejos, promoviendo la
corresponsabilidad y la distribución equitativa de roles (UPM, 2020). En ambos casos, la
resolución de problemas no se concibe como un esfuerzo individual, sino como una práctica
colectiva que integra conocimientos, habilidades y actitudes diversas.
La evidencia indica que estas metodologías contribuyen a superar las limitaciones
detectadas en evaluaciones internacionales. Villares Jiménez et al. (2019) subrayan que las
bajas calificaciones de los estudiantes ecuatorianos en resolución de problemas se explican por
el predominio de prácticas memorísticas. Frente a ello, metodologías activas como el Design
Thinking y el ABR permiten que los estudiantes no solo recuerden contenidos, sino que
aprendan a aplicarlos, transformando el conocimiento en acción significativa.
Tabla 2.
Aportes del Design Thinking y del ABR a la resolución de problemas.
Aspecto
Aprendizaje Basado en Retos
(ABR)
Definición del problema
Se parte de retos auténticos
vinculados al contexto del
estudiante.
Proceso de resolución
Investigación, trabajo en equipo y
aplicación práctica de soluciones.
Tipo de aprendizaje
Contextualizado, aplicado y con
impacto social.
Colaboración
Requiere trabajo en equipo para
afrontar retos comunitarios.
Resultados esperados
Transformación concreta del
entorno escolar y comunitario.
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Los resultados indican que tanto el Design Thinking como el ABR fortalecen la
resolución de problemas desde enfoques distintos, y su combinación ofrece un marco
pedagógico integral que estimula la creatividad, la investigación, la colaboración y la
pertinencia social de las soluciones. Esto contribuye a superar los déficits persistentes en el
aprendizaje escolar y promueve un modelo educativo más dinámico.
Un hallazgo constante es el impacto positivo de estas metodologías en la motivación
estudiantil. El Design Thinking incrementa la motivación al situar a los estudiantes en el centro
del proceso, permitiéndoles materializar sus ideas en prototipos (Uribe, 2021; UPM, 2020). El
ABR, al conectar el aprendizaje con problemas reales, también aumenta la motivación al hacer
que los estudiantes perciban un impacto concreto en su comunidad (Luzuriaga y Barrera, 2023;
Ramírez y Montoya, 2018). Estos enfoques refuerzan la relevancia social del aprendizaje.
Ambas metodologías promueven dinámicas de trabajo en equipo. El Design Thinking
fomenta la co-creación interdisciplinaria (González, 2021), mientras que el ABR exige
colaboración en la investigación y ejecución de soluciones (UPM, 2020). La pertinencia social
es otro aporte clave: el Design Thinking prepara a los estudiantes para comprender problemas
desde la perspectiva de los usuarios, y el ABR asegura que los proyectos tengan un impacto
directo en la comunidad (Morales Gamboa & González Navarro, 2021).
Experiencias latinoamericanas respaldan estos hallazgos, como los proyectos
ambientales en México (Hernández González et al., 2018) y las mejoras en infraestructura
escolar en Ecuador (Cueva, 2018). Estas metodologías contribuyen a reducir la brecha entre
currículo y realidad, ofreciendo a los estudiantes herramientas para enfrentar desafíos
contemporáneos (Ortiz Haro, Cazar & Álvarez, 2024; Varías, 2022).
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Figura 2.
Impactos del Design Thinking y el Aprendizaje Basado en Retos en la educación básica.
Los resultados muestran que la motivación, la colaboración y la pertinencia social son
dimensiones en las que tanto el Design Thinking como el ABR aportan beneficios
comprobados. El primero refuerza la participación y la co-creación innovadora, mientras que
el segundo asegura el compromiso con retos auténticos y la transformación del entorno. Esta
complementariedad constituye una base sólida para argumentar que la integración de ambas
metodologías en la educación básica puede generar aprendizajes más significativos, inclusivos
y transformadores.
Tabla 3.
Impactos del Design Thinking y el Aprendizaje Basado en Retos en la educación básica.
Dimensión
Aprendizaje Basado en Retos
(ABR)
Motivación
Refuerza el compromiso al
vincular el aprendizaje con retos
auténticos y comunitarios.
Colaboración
Requiere trabajo en equipo y
corresponsabilidad para resolver
problemas reales.
Impacto social
Produce transformación directa del
entorno escolar y comunitario.
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Los resultados analizados destacan la complementariedad entre el Design Thinking y
el Aprendizaje Basado en Retos (ABR) en la educación básica, ya que ambas metodologías
promueven la creatividad, la resolución de problemas y el trabajo colaborativo, aunque con
enfoques y dinámicas diferentes. El Design Thinking estimula la ideación divergente mediante
la empatía y el prototipado (Uribe, 2021; UPM, 2020), mientras que el ABR se enfoca en la
creatividad aplicada a problemas reales, vinculando la imaginación con soluciones relevantes
para la comunidad (Luzuriaga & Barrera, 2023; Ramírez & Montoya, 2018).
Ambas metodologías promueven la colaboración, pero de diferentes maneras. El
Design Thinking fomenta la co-creación interdisciplinaria (González, 2021), mientras que el
ABR refuerza la corresponsabilidad y la necesidad de actuar en conjunto para implementar
soluciones (UPM, 2020). En cuanto a la pertinencia social, el ABR sobresale por exigir
proyectos con impacto directo en la comunidad, mientras que el Design Thinking, aunque no
siempre genera un impacto inmediato, ofrece soluciones innovadoras que pueden ser valiosas
en contextos más amplios (Morales Gamboa & González Navarro, 2021; Hernández González
et al., 2018; Cueva, 2018).
Ambas metodologías contribuyen a superar la enseñanza memorística, promoviendo un
aprendizaje más activo y participativo. El aula se transforma en un espacio de experimentación,
donde los errores se convierten en oportunidades de aprendizaje. Además, al vincular los
aprendizajes con problemas del entorno, estas metodologías permiten que la escuela se
convierta en un agente de transformación comunitaria, generando cambios tangibles en la vida
cotidiana de los estudiantes y sus comunidades.
Sin embargo, la implementación efectiva de estas metodologías requiere docentes
capacitados, instituciones abiertas a la innovación y recursos adaptados a los contextos locales.
En Ecuador, por ejemplo, persiste una fuerte dependencia de prácticas memorísticas (Villares
Jiménez et al., 2019), lo que limita la adopción de enfoques más dinámicos. También es
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necesario promover más investigaciones empíricas, especialmente estudios experimentales que
midan los efectos a largo plazo en competencias como la creatividad, el pensamiento crítico y
la participación ciudadana.
En conclusión, la integración del Design Thinking y el ABR en la educación básica
representa una estrategia prometedora para enfrentar los desafíos del siglo XXI, cultivando
estudiantes creativos, críticos y comprometidos con la transformación de sus comunidades.
Esta combinación puede transformar el modelo educativo, haciéndolo más inclusivo, dinámico
y relevante para las generaciones futuras.
Conclusiones
El análisis de este artículo resalta que la creatividad y la resolución de problemas son
competencias clave que deben ser centrales en la educación básica. Estas habilidades son
esenciales para enfrentar los retos de un mundo en constante cambio, donde la innovación y la
colaboración son imprescindibles para el desarrollo humano y social. La incorporación del
Design Thinking y el Aprendizaje Basado en Retos (ABR) emerge como una estrategia
transformadora que renueva la práctica educativa, respondiendo a las demandas de calidad,
inclusión y relevancia social.
El Design Thinking fortalece la creatividad al entrenar a los estudiantes en empatía,
ideación divergente y experimentación iterativa, lo que fomenta la confianza y la innovación.
Por su parte, el ABR vincula el currículo con la vida real, planteando retos auténticos que
requieren investigación, trabajo en equipo y compromiso con la comunidad. Ambos enfoques
se complementan, con el Design Thinking centrado en la fase creativa y el ABR en la aplicación
práctica de las ideas.
Ambas metodologías contribuyen a superar la enseñanza memorística y fomentan un
aprendizaje activo y participativo. Transforman el aula en un espacio de experimentación y
colaboración, donde los errores se convierten en oportunidades de aprendizaje. Este enfoque
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mejora la confianza, la motivación intrínseca y promueve una educación inclusiva y
democrática. Además, tienen un impacto social importante, permitiendo que la escuela actúe
como un agente de transformación comunitaria, vinculando la educación con el desarrollo local
y la justicia social.
Sin embargo, la implementación de estas metodologías presenta desafíos. Es crucial la
formación docente y la creación de condiciones estructurales que favorezcan la innovación,
otorgando recursos y flexibilidad. Además, las metodologías deben adaptarse a los contextos
específicos de cada escuela y comunidad. La investigación también debe profundizar para
evaluar los efectos a largo plazo en competencias transversales, como la creatividad y la
participación ciudadana.
En resumen, la integración del Design Thinking y el ABR en la educación básica ofrece
una estrategia prometedora para preparar a las futuras generaciones, formando estudiantes
creativos, críticos y comprometidos, capaces de enfrentar los problemas de sus comunidades y
contribuir a un futuro más justo y sostenible.
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